El Extremadura Plasencia se aferra al Espíritu de la Bombonera

El Extremadura Plasencia se aferra al Espíritu de la Bombonera

El Extremadura Plasencia se aferra al Espíritu de la Bombonera

El Extremadura Plasencia debe sacar la casta que siempre ha caracterizado al club para conseguir el objetivo de la permanencia. Con un bagaje positivo y meritorias actuaciones frente a grandes equipos en la Bombonera, el equipo debe mantener el nivel en casa y llevarse consigo ese espíritu a cada pabellón que le falte por visitar. Y qué mejor momento para continuar haciéndolo ante su público recibiendo al colíder, La Roda. Así como empezar en la próxima salida ante un rival directo, como el Agustinos Leclerc de León.

La semilla ganadora del Plasencia Ambroz

Ya se conoce en el panorama del baloncesto nacional una mutación genética muy especial, un componente que se transmite de generación en generación. Un ingrediente secreto que empuja a un individuo a seguir hasta el final, a superarse, a no rendirse jamás hasta en las peores circunstancias y a elevarse hacia la victoria cuando parece imposible. Un espíritu que tan sólo unas pocas almas privilegiadas decide espolear y que se transmite a través del esfuerzo, sudor y la historia de una camiseta: la del Club Baloncesto Plasencia Ambroz.

Se le conoce como el Espíritu de la Bombonera, capaz de cambiar el destino, el devenir del Plasencia y su génesis. Sus inicios se corresponden con la garra, fe y sentimiento por unos colores de Roberto y Kike Blanco, Kikete y el eterno capitán Pedro Blázquez. En fusión, no obstante, con la calidad de jugadores como Tood Merrit, Zavian Smith, Chus Poves, Braulio Arias o Rodney Dovar, entre otros, para pasear el nombre de Plasencia por España. Si en la temporada 94/95 Gijón apeaba al Plasencia Ambroz de los play offs de ascenso a la ACB, en la 97/98 se conseguía el título de liga EBA y de nuevo una plaza en la LEB.

La época dorada

Ya en el siglo XXI continuarían su estela en LEB Plata los Canals, Fran Robles, Jiri Okac o Jorge Lledó, el nuevo emblema de la parroquia placentina. Cambiando para siempre el año posterior la historia del baloncesto placentino y extremeño al lograr cada hazaña que se interpusiera en el camino de aquel galáctico equipo. Un conjunto que marcó tendencia en el baloncesto nacional. Por entonces, grandes capitanes como Álvaro Palacios o Jorge Lledó representaban el ADN del Plasencia para erigirse como leyendas de la entidad placentina. En cambio, también era un plantel alineado por estrellas como Gianella, Stewart, Perico Sala, Owens o Guillén Rubio.

Posteriormente, jugadores como Carles Canals, que volvía a ser el director de orquesta de los placentinos, Jonathan Barceló, el jugador con más puntos de la historia del club en la categoría, o los interiores Javi Salsón y José Balmón, mantenían el idilio entre equipo y afición, defendiendo sus rasgos más característicos. Otros componentes de una calidad extraordinaria, como Howard Brown, Victor Cuthbert, Rodrigo San Miguel, Jesús Cilla o Mario García completaban el plantel placentino durante las otras dos temporadas del equipo en LEB Oro. Si bien en la última volvía el capitán Jorge Lledó.

El club sufre un desgaste y coge impulso en EBA

Después vendría un cambio de ciclo que comenzaría con una clara decadencia. Remontando sin embargo el vuelo, sin cesar en la Bombonera el idilio entre equipo y afición. Alcanzando además su máximo esplendor con cuatro Copas de Extremadura consecutivas o en remontadas como la culminada con el triple de André Howard desde 15 metros a falta de 47 décimas de segundo. Pero, ya una vez en EBA, cuando todo se daba por perdido, siendo la esperanza lo único a lo que agarrarse, se vio ésta reencarnada en Jesús Porras y Raúl Pérez. Entrenadores capaces de resurgir al Plasencia de sus cenizas.

Una vez en EBA, el conjunto de la Capital del Norte volvía a estar liderado dos décadas después por Pedro Blázquez. Sin embargo, esta vez eran otros placentinos los que tenía a su lado: Pablo Bayle, Mario Álvarez o Javier Cardito. Acompañados, por otra parte, por luchadores con calidad como Marc Cuesta, Sam Seck, Fede Uclés, Jesús Vargas o Sandro Gacic, entre otros. Dichos jugadores consiguieron en sus respectivas temporadas dos títulos de liga y rozaron con la yema de los dedos el ascenso en tres Fases durante cinco años.

Un renacido CB Extremadura Plasencia vuelve a las ligas LEB

Después de competir durante cinco campañas en una categoría que no le corresponde, el club se ha adaptado a los nuevos tiempos y a las exigencias económicas, institucionales y deportivas para volver a su sitio. Con los regresos de Mario Álvarez, ahora con el brazalete, y Pablo Bayle, quien escolta al primero en la capitanía, el Extremadura Plasencia recupera su identidad en la cancha. Dos placentinos impulsados por el legado que les precede. Este factor está alimentado por un colectivo al completo reclutado por Carlos Díaz, ya que el técnico sevillano supo interpretar desde su llegada las señas de identidad del club y ha trasladado a sus pupilos ese compromiso. Un mensaje bien captado por jugadores que esta temporada han pasado a ser los auténticos gladiadores de La Bombonera.

Y es que una vez activado ese competitivo código genético con increíbles actos de fe puede volverse incontenible, por lo que la permanencia, y quien sabe si los play offs, están al alcance. Entonces se citará el destino con su mayor enemigo: el Espíritu de la Bombonera. Hombres convertidos en héroes, porque desde 1978 el sacrificio y privilegio ha sido de muchos, pero la camiseta es solo una. Jugadores que tienen la oportunidad de entrar en la historia de un referente de las ligas LEB. Para llenar así con letras de oro las páginas de un club que se guía por el instinto de seguir honrando a sus orígenes para reescribir su propia historia. Una naturaleza competitiva que, pese a que el club ha pasado por tiempos de dudas, no olvidemos que el equipo nunca dejará de estar impulsado por el fuerte y arraigado sentimiento que le envuelve.

El Plasencia Ambroz, club con más victorias en la historia de la LEB Plata

En esta temporada, en la que el club pretende consolidar las bases de un ilusionante proyecto, superó al CB Clavijo como el que más victorias ha conseguido en la historia de la categoría. Si los de Carlos Díaz tuvieron el privilegio de firmar, en la cuarta jornada ante el CB Zamora, dicho histórico récord de victorias en la categoría, un renovado Plasencia ya ha sumado otras seis que deberían impulsarle aún más hacia el objetivo.

El final de temporada, el ser o no ser del equipo, club y entorno

Ahora falta culminar esa primera piedra del proyecto con la permanencia. Para ello, se debe en la misma senda que hasta ahora en La Bombonera y acabar con el maleficio a domicilio. Respecto a lo primero, el equipo ya ha demostrado de lo que es capaz. En cuanto al segundo punto, la única manera de conseguirlo es dar un paso al frente de valentía, inspiración y personalidad para hacer lo que hay que hacer en el momento oportuno. Hacer que ese plus traspase la fina línea que hay entre la derrota y la victoria. Cuando la temporada acabe, no servirán lamentaciones a la mala suerte, que la ha habido y mucha, o suposiciones pasadas. Por lo tanto, ya solo queda explotar todo el baloncesto y coraje que atesoran tanto jugadores como cuerpo técnico.

Se ha de conseguir que los esfuerzos tanto a la sombra de los despechos como en la cancha no caigan en vano. Así como el inestimable apoyo de la afición. Incluso para no afear ese honroso récord de victorias que mete al club en otra histórica página del baloncesto nacional. Ni mucho menos ‘espantar’ ese Espíritu de la Bombonera, la conciencia de la entidad desde tiempo inmemoriales.

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